Puerta de los patios de Córdoba

Este singular pasaje, el de más pendiente de la ciudad, desciende desde la calle Alta de Santa Ana hasta la plaza de Jerónimo Páez, encajado entre los muros ciegos del Convento de Santa Ana, el Colegio de Santa Victoria y el Museo Arqueológico, recorriendo lo que en su momento fue el graderío del teatro romano. Debe su nombre a Pedro Pera Mato, médico de prestigio que vivía en el siglo XVI en la casa que hace rincón al inicio de la calle, aunque, más allá de su ciencia, pervive en la memoria de la ciudad por haber dado muerte a su mujer tras descubrir su relación con uno de los Páez, sus poderosos vecinos, según recogen las coplillas de la época: Pedro Mato / mató a su mujer / físolo tarde / mas físolo bien.